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sábado, noviembre 24, 2012

Prologo


Prologo
1597.
Sentí el dolor en mi pecho mientras lograba observar como un gran charco de sangre se formaba a mi alrededor ¿Que fue lo que hizo? ¿Porque me hizo esto? Alce mi rostro buscando el suyo, esperando encontrar alguna explicación en el, pero no... en su rostro solo encontré unos ojos color rojo con una mirada perdida, vacía, sin vida. Y poco a poco mis ojos se cerraron y lo ultimo que vi fue una sonrisa ladeada en su rostro, una sonrisa de victoria.
~

Cuando abrí mis ojos una vez mas ya no me encontraba en aquel escenario tan frió y desalmado que había presenciado antes, estaba en un castillo, en un palacio y frente a mi, una hermosa mujer de cabellos rubios sonreía, pero no era una gran sonrisa de felicidad, si no una pequeña sonrisa de compasión.
- Julieta - dijo mi nombre con tal tranquilidad que podría jurar, intentaba dormirme con sus palabras.
- ¿Quien eres tu? ¿Que hago aquí? ¿Donde estoy? - pregunte desesperada mientras las lágrimas se apoderaban de mis ojos completa mente.
- Tranquila pequeña, no pienso hacerte daño - sonrió - estoy aquí para ayudarte.
- ¿A... ayudarme? - le pregunte sin dejar de mirarla.
- Si, soy un guardián - me miro directa mente a los ojos - tu guardián Julieta.
-¿Y porque mía? - Tenia miedo, pero no de ella, si no... de que se fuera.
- Porque necesitas mi ayuda - giro los ojos burlándose como si aquello fuera muy obvio.
-Si eso lo entiendo, pero... ¿Porque necesito tu ayuda? 
- Para que, querrás decir - rió - escucha, el te traiciono ¿No es verdad? - suspire, bien, ahora todo el mundo lo sabia. - A mi me sucedió - dijo casi en un susurro.
¿De verdad? ¿Porque los hombres lastiman así? Las mujeres somos tan frágiles, tan pequeñas... y ellos... ellos solo nos toman, como si no fuésemos nada, como si ellos fuesen los reyes, nuestros dueños, como si ellos portaran nuestra vida.
- Fue hace algún tiempo - suspiro - yo tenia 17 al igual que ahora, pero eso no es lo importante aquí - se acerco a mi y tomo mi mano - lo importante es el camino que quieras tomar.
- ¿El que quiera? Pero estoy muerta, el único camino que conozco después de la muerte es el cielo - dije mirándola los ojos buscando información en su mirada.
- No creas en todo lo que te dicen en vida - me sonrió.

Y entonces lo supe.

Adiós a todo lo que alguna vez había conocido, era momento de mantener la mente abierta, de comenzar de nuevo, de dejar atrás a aquella pequeña Julieta que tenia lo que quería con solo un movimiento. Adiós a la vida que el me había arrebatado, adiós a mi familia, amigos, criados... Adiós Romeo.
~
1602.
- ¡NO ME LO CREO! ¿QUIEN PERMITIÓ QUE HICIERAN TAL COSA? - grite desesperada mientras aventaba el libro que Stefani mi 'guardián' me había traído días antes.
- Respira - me dijo entrando a la habitación con una sonrisa.
- ¿Quien es ese tal William y porque cree que puede difamar mi historia de tal manera? - solté sin pensarlo dos veces, ¡Era inaudito que alguien dijera eso sobre mi, sobre mi amor, sobre mi historia!
- No te empeñes en odiar a Shakespeare el no tiene la culpa de que Fray Lorenzo allá dicho eso a todo el mundo - sonrió - observa el lado bueno, ahora la enemistad entre las dos familias a terminado.
- ¿Y eso me importa porque...? - dije irritada - Por mi podrían seguirse odiando y hasta matarse unos a otros, ¡ Merezco ser vengada!
- Mi pequeña Julieta, es momento de que olvides eso y sigas adelante.

¿De que me estaba hablando? ¿Seguir adelante? ¿Olvidarlo todo? La mire dudando que decir, y ella solo sonrió tristemente, una sonrisa vacía que intentaba usar para calmarme, la misma triste y fea sonrisa que todos usan siempre en las despedidas y entonces el pánico me inundo, ¿era eso? ¿Ella iba a dejarme? No, ella prometió estar siempre conmigo. Comencé a retroceder lentamente y ella lo noto, y como arte de magia se dio cuenta de lo que pensaba.

- ¡Oh no cariño! - dijo rápidamente acercándose a mi - jamas, jamas, jamas te dejare sola lo prometo - sonrió mientras nos fundíamos en un abrazo.
- ¿A que te referías entonces?
- A que es tu momento de seguir, pero seguiremos juntas no te dejare - sonrió una vez que nos separamos - ¿Crees que podrás seguir ahora? Por favor, tienes que dejar ese rencor y olvidarlo todo.
- Esta bien - suspire - lo are.
- Entonces es momento de que escuches una historia...
Y después de eso supe que camino debía elegir, y me di cuenta de que no todo lo falso es leyenda y no todas las leyendas son falsas, era mi momento de ganar.